Salmo 121, 1-2. 4-5. 6-7. 8.9
Vamos con alegría a la Casa del Señor. ¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la Casa del Señor»! Nuestros pies ya están pisando tus umbrales, Jerusalén. Allí suben las tribus, las tribus del Señor -según es norma en Israel- para celebrar el nombre del Señor. Porque allí está el trono de la justicia, el trono de la casa de David. Auguren la paz a Jerusalén: «¡Vivan seguros los que te aman! ¡Haya paz en tus muros y seguridad en tus palacios!» Por amor a mis hermanos y amigos, diré: «La paz esté contigo.» Por amor a la Casa del Señor, nuestro Dios, buscaré tu felicidad.