Salmo domingo 32 ciclo A

Salmo 62, 2-8


Mi alma tiene sed de ti, Señor.

Señor, Tú eres mi Dios,
yo te busco ardientemente;
mi alma tiene sed de ti, por ti suspira mi carne
como tierra sedienta, reseca y sin agua.

Sí, yo te contemplé en el Santuario
para ver tu poder y tu gloria.
Porque tu amor vale más que la vida,
mis labios te alabarán.

Así te bendeciré mientras viva
y alzaré mis manos en tu Nombre.
Mi alma quedará saciada
como con un manjar delicioso,
y mi boca te alabará con júbilo en los labios.

Mientras me acuerdo de ti en mi lecho
y en las horas de la noche medito en ti,
veo que has sido mi ayuda
y soy feliz a la sombra de tus alas.