Salmo tercer domingo de adviento, ciclo B

Lc 1, 46-50. 53-54


Mi alma se regocija en mi Dios.

Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, 
    mi Salvador,
porque el miró con bondad 
    la pequeñez de su servidora.
En adelante todas las generaciones 
    me llamarán feliz.

Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:
su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende 
    de generación en generación
sobre aquellos que lo temen.

Colmó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor,
acordándose de su misericordia.