Salmo domingo 14 ciclo B

Salmo 122, 1-4


Nuestros ojos miran al Señor,
hasta que se apiade de nosotros.
 
Levanto mis ojos hacia ti,
que habitas en el cielo.
 
Como los ojos de los servidores están fijos
    en las manos de su señor.
y los ojos de la servidora en las manos de su dueña:
así miran nuestros ojos al Señor, nuestro Dios,
hasta que se apiade de nosotros.
 
¡Ten piedad, Señor, ten piedad de nosotros,
porque estamos hartos de desprecios!
Nuestra alma está saturada
    de la burla de los arrogantes,
del desprecio de los orgullosos.