Salmo Nuestra Señora, Madre de la Consolación

4 de septiembre

Salmo 29, 29.1113 (R./.: cfr. 29, 6b)


Para toda la vida, la misericordia del Señor.

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.

Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo.

Yo pensaba muy seguro:
«No vacilaré jamás”.
Tu bondad, Señor, me aseguraba
el honor y la fuerza;
pero escondiste tu rostro,
y quedé desconcertado

A ti, Señor, llamé,
supliqué a mi Dios:
Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.

Cambiaste mi luto en danzas,
me desataste el sayal y me has vestido de fiesta;
te cantará mi alma sin callarse.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.